Justo ayer hizo una semana de Tú viacrucis a la Santa Iglesia Catedral y todavía no se como expresar lo que viví particularmente ese 14 de Marzo de 2011.
Recuerdo que durante toda la mañana estaba muy nervioso visitando cada dos minutos el parte meteorologico con la esperanza de que un viento se llevará las nubes a otros lugares donde la lluvia hace mas falta.
Recuerdo que una vez que terminé de almorzar comencé ha arreglarme y a preparar mi mejor traje para tal ocasión y durante todo ese tiempo la dichosa lluvia no cesaba de caer ni un momento.
Recuerdo como a las cuatro de la tarde comencé a llamar a mi Nachito y a Brenes preguntando por cual era la situación por Sevilla.
Recuerdo como me asome por mi ventana y a lo lejos observe un gran claro que venía por tierras onubenses y fue entonces cuando volví a llamar a Nachito para que volviera a informarme de la situación.
Recuerdo como ese claro de nubes sobre las seis y media de la tarde hizo que cogiera mi chaqueta y mi medalla y tirará dirección Sevilla en Tú busca.
Recuerdo como seguía la estela que había dejado Tú paso por San Jacinto camino de la Catedral.
Recuerdo como al llegar al postigo comencé a escucha el repique de campanas, signo de que Tú habias cautivado Sevilla entera.
Y fué entonces cuando se cruzaron nuestras miradas, y fuí avanzando por la Catedral en Tú busca para seguirte durante todo el recorrido como si de un Lunes Santo se tratará.
Una vez que dejastes la Catedral impregnada de ese olor que solo desprende el azahar del Barrio de León, volvistes a casa. Fue entonces cuando comenzaron mis nervios a hervir deseosos de poder sentirte en mi hombro aunque solo fuera una vez.
Ese momento se hizo esperar, pero la espera tuvo su recompensa.
Avanzabas por el Arenal buscando la capilla del Baratillo y en ese preciso momento un costalero tuyo me ayudo en esa dificil tarea de sentirte, de sentirme uno mas durante un tiempo, de conocer el Baratillo desde otro punto de vista, de empujar fuerte pa´rriba por Tí, de vivir cada paso al frente junto a Antonio Maria, Miguel Angel, Abraham, Betanzos y un largo etcetera de amigos que tienen la suerte de pasearte cada Lunes Santo.
Recuerdo cuando Manué arrió el paso frente al azulejo de la Esperanza de Triana y yo no quería dejar de vivir esa experiencia, sentirte, mirarte, hablarte, etcetera.
Una vez que terminó el relevo me alejé de Tí dirección al puente de Triana, con la mente abierta, como si no tuviera problemas en mi vida, como si algo hubiera cambiado dentro de mí. Fueron minutos de reflexión, de volver a mis comienzos de costalero, de preguntarme porque mi camino como costalero se había visto frustrado tan rápido.
Pero recuerdo como volví la vista atrás y te miré de nuevo y entonces esas pequeñas dudas y reflexiones desaparecieron. Comprendí que mi sitio el Lunes Santo era otra, acompañarte, caminar junto a Tí y si Dios quiere colaborar para Tí.
Avanzabas por el puente de Triana buscando San Jacinto y fueron muchas las personas que te sintieron o que volvieron a sentirse costaleros tuyos, personas como aquellos que dejaron el legado al presente actual, mujeres de la hermandad, hermanos brazaletes, hermanos de otras cofradias trianeras y toda aquella persona que queria por un momento llevarte por las calles de Sevilla y Triana.
Al llegar al Barrio de León volví a sentirte en mi hombro, y fue en ese preciso momento cuando todos los portadores incluido yo dejamos de avanzar metros para poder disfrutar hasta el último segundo del maravilloso Viacrucis que se estaba desarrollando.
Ahora toca esperar al próximo Lunes Santo, para volver a acompañarte por las calles de Sevilla y Triana junto a todos los hermanos y ante todo amigos de la cofradía.
3 comentarios:
que bonito Fran, que buenos momentos pasamos ese lunes y ese Via-Crucis que no olvidaremos jamas, un abrazo
Precioso Fran.. esos sentimientos que tantas personas tambien sentimos y no tenemos esa facilidad de palabras para expresar tanto.. bss
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